Desde el Ayuntamiento de Navalvillar de Pela queremos contribuir al recuerdo y homenaje del que fuera durante 17 años Párroco de nuestra localidad D. Eduardo Martín Herrero, tras su fallecimiento ayer 22 de octubre de 2020, noticia que nos llena de consternación y pena por la perdida de una personalidad tan querida y apreciada en nuestra localidad. Desde el Ayuntamiento queremos transmitir nuestras condolencias a su familia y hermana Pilar a la que le será enviada una carta de pésame en los próximos días.

Nació en Hervás el 18 de Diciembre de 1.940. Sus padres se llamaban Eduardo y Benedicta y tiene una hermana 5 años menor. Pasó su niñez en Hervás, estudió 1º de Bachillerato en Salamanca, y de allí pasó al seminario con 11 años, estuvo estudiando allí durante 12 años, hasta que le ordenaron sacerdote. Terminó la carrera con sus compañeros en 1964, pero al ser muy joven, decidió esperar unos meses para ordenarse. Se ordenó en Plasencia el día 7 de febrero de 1.965, siendo obispo D. Juan Pedro Zarranz y Pueyo.

En 1965, con 24 años, llegó a Navalvillar de Pela, su primer destino como sacerdote, donde recuerda ese primer día con emoción y nervios después de recorrer en tren la distancia entre su Hervás natal y Pela (16 horas de trayecto para recorrer 190Km).

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En Navalvillar de Pela, tras su llegada y debido a su edad, trabajó principalmente con la juventud, iniciando el “Club de la Juventud”, algo totalmente novedoso para la época en nuestro pueblo y que hoy podríamos relacionar con el asociacionismo juvenil, dotando a los jóvenes de un local (club) donde poder tener un espacio físico para reunirse, escuchar música, juegos, leer etc. A esta preocupación por los jóvenes le siguió la organización de las primeras “Semanas Culturales”, un espacio de encuentro para los jóvenes y el municipio en general, para dinamizar el casi inexistente panorama cultural peleño, hablamos de los años setenta.

Otra peculiaridad de la obra de D. Eduardo fue siempre su sentido de la justicia y afán por ayudar a los más necesitados en lo social o laboral. Situaciones como las de las mujeres en los talleres textiles, actitudes que, como él reconoce en un artículo de la Revista de Ferias y Fiestas de Hervás de 2016, le generaron más de un contratiempo con las autoridades: “aquello nos supuso problemas con las autoridades, ya que nos achacaban que los sacerdotes nos estábamos metiendo en política y lo único que queríamos era ayudar a las personas necesitadas, para que pudiesen vivir dignamente”

Durante aquellos años en nuestro pueblo contribuyó de forma definitiva a la creación de la primera Cooperativa, la Cooperativa de Consumo “La Esperanza”, que inició su andadura como panadería (la que todos hemos conocido en la C/ Hidalgo Cabanillas) para, posteriormente, ampliar la venta de productos y comestibles en la tienda de la C/ Juan Jiménez.

D. Eduardo siempre fue un apasionado del deporte. En deportivas le encantaba realizar largas caminatas por los entornos del pueblo y la sierra, además de ser un gran amante de la práctica en bicicleta; por todos es conocido sus dotes como nadador, sobre todo en aguas abiertas, ríos y pantanos, “él no quería piscina”. Pero la mayoría lo recordarán por su época como futbolista en el equipo local, el Rayo Peleño, donde según los entendidos se desenvolvía muy bien ocupando demarcaciones de centrocampista y delantero.

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Eduardo Martín, fila de abajo, segundo por la derecha.

Si por algo destacó también D. Eduardo fue por su amor a nuestra Fiesta, “La Encamisá”, fue un cura sanantonero. Además de cumplir con sus obligaciones eclesiásticas con el Santo, nunca despreció unas “vueltas” a caballo en la carrera cuando ejercía en nuestro municipio. Años después de marcharse siempre buscaría un hueco para venir a La Carrera y poder montar a caballo, incluso le fue entregada una manta de madroños como recuerdo de su paso por nuestra localidad y su pasión por San Antón.

El pueblo de Navalvillar de Pela siempre le estuvo muy agradecido por su gran labor pastoral y humana al frente de la Parroquia de Santa Catalina de Alejandría. En 1982 terminó su periodo en nuestro municipio del que despidió con esta carta enviada a todos los vecinos y que os aportamos para que podáis leer.

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Su recuerdo siempre perdurará en Pela y en el corazón de muchos peleños por la calle que le fue dedicada en nuestra localidad, la calle de la iglesia Parroquial Santa Catalina de Alejandría. El Pleno del Ayuntamiento de Navalvillar de Pela aprobó por unanimidad el 29 de julio de 1983 dedicarle una calle, siendo la primera personalidad en vida tenía una calle con su nombre.

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Acta de Pleno de 29 de julio de 1983.

El Ayuntamiento de Navalvillar de Pela desea que recordemos a D. Eduardo Martín Herrero como un buen sacerdote y una mejor persona, que dejó una profunda huella a todo un pueblo y en especial una generación de peleños, principalmente jóvenes que vieron en su ejercicio todo un ejemplo de humanidad y valores. Descanse en paz.